Balduino : Nombre de varios reyes de Jerusalén

Baldomir, Alfredo : Militar y politico uruguayo (1884-1948). Presidente de la Republica (1938-1943)

Balduino : Nombre de varios reyes de Jerusalén y de emperadores latinos de Constantinopla: - I de Constantinopla (1171-h. 1205), conde de Flandes. Participó en la IV Cruzada, que desmembró el Imperio de Oriente y fundó el Imperio latino de Constantinopla (1204). ¦ - II (1217-1273), emperador desde 1228, fue desposeído (1261) por Miguel VIII Paleólogo. ¦ - I de Jerusalén (1058-1118), hermano de Godofredo de Bouillon, señor de Edesa (1097), fue rey de Jerusalén (1100)

Balduino I : Rey de los belgas (1930-1993). Subió al trono en 1951 por abdicación de su padre Leopoldo III; casado en 1960 con la dama española Fabiola de Mora y Aragón

Baldwin, James : Escritor estadounidense (1924-1987), de raza negra. En sus obras plantea los problemas y reivindicaciones de la gente de color. Dilo sobre la montaña

Baldwin, Stanley : Estadista ingles (1867-1947), conservador, primer ministro en 1923-1929 y 1935-1937

Steve Jobs. La biografía Trastear bajo el capó


Steve Jobs. La biografía
Trastear bajo el capó nunca resultó demasiado atractivo para Jobs. «No me apasionaba arreglar coches, pero me encantaba pasar tiempo con mi padre». Incluso
cuando se fue volviendo más consciente de que había sido adoptado, la relación con su padre se fue estrechando. Un día, cuando tenía unos ocho años, Jobs descubrió
una fotografía de su padre de cuando pertenecía a la Guardia Costera. «Está en la sala de máquinas, con la camisa quitada, y se parece a James Dean. Aquel fue uno
de esos momentos alucinantes para un niño. ¡Guau! Así que mis padres fueron en algún momento muy jóvenes y muy guapos».
A través de los coches, el padre de Steve lo expuso por primera vez a la electrónica. «No tenía un vasto conocimiento de electrónica, pero la encontraba a menudo
en los automóviles y en algunos de los objetos que reparaba. Me enseñó los principios básicos y aquello me interesó mucho». Los viajes en busca de piezas sueltas
eran todavía más interesantes. «Todos los fines de semana hacíamos un viaje al depósito de chatarra. Buscábamos dinamos, carburadores, todo tipo de componentes».
Recordaba ver cómo su padre negociaba ante el mostrador. «Se le daba bien regatear, porque sabía mejor que los dependientes del depósito lo que debían de costar
aquellas piezas». Aquello sirvió para cumplir la promesa que sus padres habían hecho cuando lo adoptaron. «El fondo para la universidad existía porque mi padre
pagaba 50 dólares por un Ford Falcon o algún otro coche desvencijado que no funcionara, trabajaba en él durante algunas semanas y lo revendía por 250 dólares. Y
porque no se lo decía a los de Hacienda».
La casa de los Jobs, en el número 286 de Diablo Avenue, al igual que las demás del mismo vecindario, fue construida por el promotor inmobiliario Joseph Eichler,
cuya compañía edificó más de 11.000 casas en distintas urbanizaciones californianas entre 1950 y 1974. Eichler, inspirado por la visión de Frank Lloyd Wright de
crear viviendas modernas y sencillas para el ciudadano estadounidense de a pie, construía casas económicas que contaban con paredes de cristal del suelo al techo,
espacios muy diáfanos, con columnas y vigas a la vista, suelos de bloques de hormigón y montones de puertas correderas de cristal. «Eichler hizo algo genial —
comentaba Jobs en uno de nuestros paseos por el barrio—. Sus casas eran elegantes, baratas y buenas. Les ofrecían un diseño limpio y un estilo sencillo a personas de
pocos recursos. Tenían algunos detalles impresionantes, como la calefacción radial. Cuando éramos pequeños había moqueta y el suelo siempre estaba caliente».
Jobs afirmó que su contacto con las casas de Eichler despertó su pasión por crear productos con un diseño limpio para el gran público. «Me encanta poder
introducir un diseño realmente bueno y unas funciones sencillas en algo que no sea muy caro —comentó mientras señalaba la limpia elegancia de las casas de Eichler—.
Aquella fue la visión original para Apple. Eso es lo que intentamos hacer con el primer Mac. Eso es lo que hicimos con el iPod».
En la casa situada frente a la de la familia Jobs vivía un hombre que se había hecho rico como agente inmobiliario. «No era demasiado brillante —recordaba Jobs—,
pero parecía estar amasando una fortuna, así que mi padre pensó: “Yo también puedo hacer eso”. Recuerdo que se esforzó muchísimo. Asistió a clases nocturnas,
aprobó el examen para obtener la licencia y se metió en el mundo inmobiliario. Entonces, el mercado se desplomó». Como resultado, la familia pasó por algunos apuros
económicos durante aproximadamente un año, mientras Steve estudiaba primaria. Su madre encontró trabajo como contable para Varian Associates, una empresa que
fabricaba instrumentos científicos, y suscribieron una segunda hipoteca sobre la casa. Un día, la profesora de cuarto curso le preguntó: «¿Qué es lo que no entiendes
sobre el universo?», y Jobs contestó: «No entiendo por qué de pronto mi padre no tiene nada de dinero». Sin embargo, se enorgullecía mucho de que su padre nunca
adoptara una actitud servil o el estilo afectado que podrían haberle hecho obtener más ventas. «Para vender casas necesitabas hacerle la pelota a la gente, algo que no
se le daba bien, no formaba parte de su naturaleza. Yo lo admiraba por eso». Paul Jobs volvió a su trabajo como mecánico.
Su padre era tranquilo y amable, rasgos que posteriormente Jobs alabó más que imitó. También era un hombre decidido.
En la casa de al lado vivía un ingeniero que trabajaba con paneles fotovoltaicos en Westinghouse. Era un hombre soltero, tipo beatnik. Tenía una novia que me cuidaba a veces, porque mis padres trabajaban, así que iba allí después de clase durante un par de horas. Él se emborrachaba y le pegó un par de veces. Ella llegó una noche a casa, completamente aterrorizada, y él vino detrás, borracho, y mi padre se plantó
en la entrada y le hizo marcharse. Le dijo que su novia estaba allí pero que él no podía entrar. Ni se movió de la puerta. Nos gusta pensar que en los cincuenta todo era idílico, pero ese tío era uno de esos ingenieros que estaba arruinando su propia vida.
Fuente: Steve Jobs. La biografía
Walter Isaacson
Traducción de
David González-Iglesias González/Torreclavero
www.megustaleer.com

AGAR Agar era una egipcia al servicio de Sara,


AGAR Agar era una egipcia al servicio de Sara, esposa de Abraham. Creyéndose incapaz de concebir hijos, Sara le propuso a Abraham que tomara por concubina a Agar (Génesis 16:3). Más adelante, Agar huyó al desierto por los celos y dureza de Sara. Obedeció a un ángel que se le apareció en el desierto, y regresó a donde su ama.
Después de su regreso dio a luz a Ismael, hijo de Abraham. (V. "Ismael".)
Fuente: Mini biografías de grandes
personajes bíblicos
Por Donald E. Demaray

Walsh, Rodolfo : Escritor argentino

Walsh, Rodolfo : Escritor argentino (1927-1977). Autor de Los oficios terrestres, La granada y Operación masacre. Desapareció durante la dictadura militar.

Waltari, Mika : Escritor finlandés. (1908-1979). Novelas históricas: Sinuhé el egipcio, Marco el romano

Walter, Bruno : Seudónimo del director de orquesta al. Bruno Walter Schlesinger (1876-1962). Al advenimiento del nazismo, emigró a EE.UU

Walther von der Vogelweide : Poeta lírico aleman (h. 1170-h. 1230), el más famoso de los Minnesänger, autor de cantos patrióticos, políticos y amorosos

Walton, Ernest Thomas Sinton : Físico irlandés (1903-1995). Obtuvo el Premio Nóbel de Física, junto con J. Cockroft, por haber realizado (1932) la desintegración de núcleos atómicos mediante protones acelerados por un campo eléctrico de elevado potencial.

Steve Jobs supo que era adoptado


Steve Jobs.
Steve Jobs supo que era adoptado desde una edad muy temprana. «Mis padres fueron muy abiertos conmigo al respecto», relató. Tenía el claro recuerdo de estar
sentado en el jardín de su casa, con seis o siete años, y de contárselo a la chica que vivía en la casa de enfrente. «¿Entonces eso significa que tus padres de verdad no
te querían?», preguntó la chica. «¡Ooooh! Se me llenó de truenos la cabeza —cuenta Jobs—. Recuerdo que entré corriendo y llorando en casa. Y mis padres me
dijeron: “No, tienes que entenderlo”. Estaban muy serios, y me miraron fijamente a los ojos. Añadieron: “Te elegimos a ti en concreto”. Los dos lo dijeron y me lo
repitieron lentamente. Y pusieron gran énfasis en cada una de las palabras de esa frase».
Abandonado. Elegido. Especial. Estos conceptos pasaron a formar parte de la identidad de Jobs y de la forma en que se veía a sí mismo. Sus amigos más
cercanos creen que el hecho de saber que lo abandonaron al nacer dejó en él algunas cicatrices. «Creo que su deseo de controlar por completo todo lo que hace
deriva directamente de su personalidad y del hecho de que fuera abandonado al nacer —afirma Del Yocam, un viejo amigo suyo—. Quiere controlar su entorno, y
entiende sus productos como una extensión de sí mismo». Greg Calhoun, que entabló amistad con Jobs justo después de la universidad, veía otra consecuencia más:
«Steve me hablaba mucho de que lo habían abandonado y del dolor que aquello le causó —señala—. Lo hizo ser más independiente. Seguía un compás diferente al de
los demás, y eso se debía a que se encontraba en un mundo diferente de aquel en el que había nacido».
Más adelante, cuando tenía exactamente la misma edad (veintitrés) que su padre biológico cuando este lo dio en adopción, Jobs fue padre de una niña a la que
también abandonó (aunque acabó asumiendo sus responsabilidades para con ella). Chrisann Brennan, la madre de esa niña, afirma que el haber sido dado en adopción
dejó a Jobs «lleno de cristales rotos», y eso ayuda a explicar en parte su propio comportamiento. «Los que han sido abandonados acaban abandonando a otros»,
apunta. Andy Hertzfeld, que trabajó codo con codo junto a Jobs en Apple a principios de la década de 1980, se encuentra entre las pocas personas que siguieron
guardando una estrecha relación tanto con Brennan como con Jobs. «La cuestión fundamental sobre Steve es la de por qué en ocasiones no puede controlarse y se
vuelve tan calculadoramente cruel y dañino con algunas personas —cuenta—. Eso se remonta a cuando lo abandonaron al nacer. El auténtico problema latente es el
tema del abandono en la vida de Steve».
Jobs rechazaba este argumento. «Hay quien opina que, por haber sido abandonado, me esforzaba mucho por tener éxito y así hacer que mis padres desearan que
volviera con ellos, o alguna tontería parecida, pero eso es ridículo —insistía—. Tal vez saber que fui adoptado me hiciera ser más independiente, pero nunca me he
sentido abandonado. Siempre he pensado que era especial. Mis padres me hicieron sentirme especial». En etapas posteriores le irritaba que la gente se refiriese a Paul
y Clara Jobs como sus padres «adoptivos» o que insinuara que no eran sus «auténticos» padres. «Eran mis padres al mil por cien», afirmaba. Cuando hablaba de sus
padres biológicos, por otra parte, su tono era más seco: «Fueron mi banco de óvulos y esperma, y esta no es una afirmación dura. Simplemente las cosas fueron así, un
banco de esperma y nada más».
SILICON VALLEY
La infancia que Paul y Clara Jobs ofrecieron a su nuevo hijo fue, en muchos aspectos, un estereotipo de finales de la década de 1950. Cuando Steve tenía dos años
adoptaron a una niña llamada Patty, y tres años después se mudaron a una urbanización de las afueras. La sociedad de crédito en la que Paul trabajaba como agente de
embargos, CIT, lo había trasladado a su sede de Palo Alto, pero no podía permitirse vivir en aquella zona, así que acabaron en una parcela de Mountain View, una
población más económica justo al sur de aquella.
Allí, Paul Jobs trató de transmitirle a su hijo su amor por la mecánica y los coches. «Steve, esta será a partir de ahora tu mesa de trabajo», anunció mientras marcaba
una sección de la mesa del garaje. Jobs recordaba cómo le impresionó la atención que dedicaba su padre a la artesanía. «Pensaba que la intuición de mi padre con el
diseño era muy buena —afirmó— porque sabía cómo construir cualquier cosa. Si necesitábamos una vitrina, él la construía. Cuando montó nuestra valla, me entregó un
martillo para que yo pudiera trabajar con él».
Cincuenta años después, la valla todavía rodea el patio trasero y lateral de esa casa de Mountain View. Mientras Jobs me la enseñaba, orgulloso, acariciaba las
tablas de la cerca y recordaba una lección que su padre le dejó profundamente grabada. Según su padre, era importante darles un buen acabado a las partes traseras
de los armarios y las vallas, aunque fueran a quedar ocultas. «Le encantaba hacer bien las cosas. Se preocupaba incluso por las partes que no se podían ver».
Su padre siguió restaurando y vendiendo coches usados, y decoraba el garaje con fotos de sus favoritos. Le señalaba a su hijo los detalles del diseño: las líneas
entradas de aire, el cromado, la tapicería de los asientos. Todos los días, después del trabajo, se ponía un peto y se retiraba al garaje, a menudo con Steve tras él.
«Pensaba que podía entretenerlo con algunas tareas mecánicas, pero lo cierto es que nunca le interesó especialmente mancharse las manos —recordó Paul años
después—. Nunca le preocuparon demasiado los artilugios mecánicos».

Fuente: Steve Jobs. La biografía
Walter Isaacson
Traducción de
David González-Iglesias González/Torreclavero
www.megustaleer.com

Quetzalcóatl, dios tolteca y azteca, y soberano legendario de México

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