Andrea Echeverri
Andrea Echeverri
Biografía
Cantante y ceramista. El primer sencillo que sacó del anonimato a Andrea Echeverri y a Héctor Buitrago sonó con fuerza y tiñó de novedad el escenario del rock colombiano. Era Mujer gala y el grupo nuevo fue conocido como Aterciopelados.
Andrea Echeverri nació en Bogotá el 13 de septiembre de 1965 en el seno de una familia de clase alta. En la universidad de Los Andes, mientras estudiaba arte, conoció a su novio y futuro compañero de fórmula musical, Héctor Buitrago. Un amor intenso, como lo han descrito ellos mismos, mutó hacia una sólida amistad que los llevaría a un importante éxito musical. Con su banda ha ganado dos premios Grammy y como solista un Premio MTV.
En 1990 debutó junto a Buitrago como voz líder de Delia y los Aminoácidos, banda que dos años más tarde rebautizaron con el nombre Aterciopelados. Con las canciones Sortilegio, La cuchilla y La gomela, productos de su segundo álbum, “Con el corazón en la mano”, lanzado en 1992, se instauraron de inmediato en el gusto de los amantes del rock alternativo. En 1995 Lanzan El Dorado. Disco con el que consiguen el reconocimiento internacional por Bolero falaz, Florecita rockera y Candela.
Andrea es invitada en 1996 por Gustavo Cerati a ser parte del MTV Unplugged de Soda Stereo, interpretando a dúo En la ciudad de la furia, tema número uno en Latinoamérica y que le abre las puertas a sus videos en las cadenas musicales de habla inglesa. Gana con Aterciopelados dos Premios Grammy y se convierten en los primeros artistas colombianos en ser nominados a estos premios. En 1997 graba con la banda su propio MTV Unplugged y salen de gira por España y Estados Unidos.
En 2004, luego de seis exitosos álbumes, Andrea se toma un receso de Aterciopelados para dar a luz y producir su primer disco como solista lanzado ese mismo año. Con “Andrea Echeverri” consigue ser galardonada con el Premio MTV Latino a Mejor Artista Central. Nominada a Mejor Artista Latino Pop en los Premios Grammy, Mejor Artista Femenina Pop en los Grammy Latino y varias nominaciones en los Premios Lo Nuestro.
Con “Oye” llega la reagrupación de Aterciopelados en 2006. Ganan otro Grammy Latino como Mejor Álbum de Música Alternativa y Un Premio Lo Nuestro en la categoría Álbum Rock del año. La carrera musical de Andrea lleva mensajes de paz, espiritualidad, cambio ecológico y decencia humana. Razones por las que Amnistía Internacional elige “Canción protesta” como bandera de aniversario de los 60 años de lucha por los derechos humanos, traducida al inglés bajo el nombre “The Price of silence” con la voz de varios artistas mundialmente famosos.
En 2010 regresa como solista con “Dos”, disco producido por ella misma en Entrecasa, en el que toca la mayoría de instrumentos y el cual graba en el estudio de su propio hogar, tradición que ya había adelantado en otros álbumes con Aterciopelados.
Andrea Echeverri está casada con Manolo Jaramillo, un activista colombiano con quien tiene dos hijos. También es ceramista, arte que estudió en el Plymouth College Art and Design de Inglaterra; En la universidad de Michigan, Estados Unidos y en la Academia de dibujo David Manzur en Bogotá. Su obra ha sido expuesta en numerosos lugares dedicados al arte en Bogotá.
BARTOLOMÉ.
BARTOLOMÉ.
Bartolomé, hijo de Talmai, fue uno de los
discípulos de Jesús; nació en Caná de Galilea. Se le menciona con este nombre
en Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14 y Hechos 1:13, y con el de Natanael en
Juan 1:48. Juan nos da el único vistazo que de su personalidad tenemos.
Natanael era sereno, pacífico y retraído. Era dado a meditar en las cosas del
Señor (Juan 1:48-49). A1 principio dudó si aceptar a Jesús como Salvador, pues
no podía comprender que algo tan extraordinario procediera de Nazaret, pueblo
adyacente a su aldea de Caná (Juan 21:2). Juan llama Natanael ("Dios ha
dado") a Bartolomé. Siempre andaba con otro discípulo amigo suyo, Felipe
(Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14; Juan 1:45).
Fuente: Mini biografías de grandes personajes bíblicos
Por Donald E. Demaray
Steve Jobs. La biografía LA CAJA AZUL
Steve Jobs. La biografía
La combinación definitiva de trastadas y electrónica —y la
aventura que ayudó a crear Apple— se puso en marcha una tarde de domingo,
cuando Wozniak leyó un artículo en Esquire que su madre le había dejado sobre la
mesa de la cocina. Era septiembre de 1971, y él estaba a punto de marcharse al
día siguiente para Berkeley, su tercera universidad. La historia, de Ron Rosenbaum,
titulada «Secretos de la cajita azul», describía cómo los piratas informáticos
y telefónicos habían encontrado la forma de realizar llamadas gratuitas de larga distancia
reproduciendo los tonos que desviaban las señales a través de la red
telefónica. «A mitad del artículo, tuve que llamar a mi mejor amigo, Steve Jobs, y leerle trozos de
aquel largo texto», recordaba Wozniak. Sabía que Jobs, quien por aquel entonces
comenzaba su último año de instituto, era una de las pocas personas que podía compartir
su entusiasmo.
Uno de los héroes del texto era John Draper, un pirata
conocido como Captain Crunch, porque había descubierto que el sonido emitido
por el silbato que venía con las cajas de cereales del mismo nombre era exactamente el
sonido de 2.600 hercios que se utilizaba para redirigir las llamadas a través
de la red telefónica. Aquello podía engañar al sistema para efectuar conferencias de larga
distancia sin costes adicionales. El artículo revelaba la posibilidad de
encontrar otros tonos, que servían como señales de monofrecuencia dentro de la banda para
redirigir llamadas, en un ejemplar del Bell System Technical Journal, hasta el
punto de que la compañía telefónica comenzó a exigir la retirada de dichos ejemplares
de los estantes de las bibliotecas.
En cuanto Jobs recibió la llamada de Wozniak esa tarde de
domingo, supo que tenían que hacerse inmediatamente con un ejemplar de la
revista. «Woz me recogió unos minutos después, y nos dirigimos a la biblioteca del
Centro de Aceleración Lineal de Stanford, para ver si podíamos encontrarlo», me
contó Jobs. Era domingo y la biblioteca estaba cerrada, pero sabían cómo colarse por
una puerta que normalmente no estaba cerrada con llave. «Recuerdo que nos
pusimos a rebuscar frenéticamente por las estanterías, y que fue Woz el que
finalmente encontró la revista. Nos quedamos pensando: “¡Joder!”. La abrimos y
allí estaban todas las frecuencias. Seguimos repitiéndonos: “Pues es verdad, joder,
es verdad”. Allí estaba todo: los tonos, las frecuencias...».
Wozniak se dirigió a la tienda de electrónica de Sunnyvale
antes de que cerrara esa tarde y compró las piezas necesarias para fabricar un
generador analógico de tonos. Jobs ya había construido un frecuencímetro cuando
formaba parte del Club de Exploradores de Hewlett-Packard, así que lo
utilizaron para calibrar los tonos deseados. Y, mediante un teléfono, podían reproducir y
grabar los sonidos especificados en el artículo. A medianoche estaban listos
para ponerlo a prueba.
Desgraciadamente, los osciladores que utilizaron no eran lo
bastante estables como para simular los sonidos exactos que engañaran a la
compañía telefónica.
«Comprobamos la inestabilidad de la señal con el
frecuencímetro de Steve —señaló Wozniak—, y no podíamos hacerlo funcionar. Yo
tenía que irme a Berkeley a la mañana siguiente, así que decidimos que trataría de
construir una versión digital cuando llegase allí».
Nadie había hecho nunca una versión digital de una caja
azul, pero Woz estaba listo para el reto. Gracias a unos diodos y transistores
comprados en una tienda de electrónica RadioShack, y con la ayuda de un estudiante de
música de su residencia que tenía buen oído, consiguió construirla antes del
día de Acción de Gracias.
«Nunca he diseñado un circuito del que estuviera más
orgulloso —declararía más tarde—. Todavía me parece que fue algo increíble».
Una noche, Wozniak condujo desde Berkeley hasta la casa de
Jobs para probarlo. Trataron de llamar al tío de Wozniak en Los Ángeles, pero
se equivocaron de número. No importaba. El aparato había funcionado. «¡Hola!
¡Le estamos llamando gratis! ¡Le estamos llamando gratis!», vociferaba Wozniak.
La persona al otro lado de la línea estaba confusa y enfadada. Jobs se unió a la
conversación: «¡Estamos llamando desde California! ¡Desde California! Con una
caja azul». Es probable que aquello dejara al hombre todavía más desconcertado, puesto
que él también se encontraba en California.
Al principio, utilizaban la caja azul para divertirse y
gastar bromas. La más famosa fue aquella en que llamaron al Vaticano y Wozniak
fingió ser Henry Kissinger, que quería hablar con el Papa. «Nos encontrrramos en una
cumbrrre en Moscú, y querrremos hablarrr con el Papa», recuerda Woz que
dijeron. Le contestaron que eran las cinco y media de la mañana y que el Papa estaba dormido.
Cuando volvieron a llamar, le pasaron con un obispo que debía actuar como
intérprete, pero nunca consiguieron que el Papa se pusiera al aparato. «Se dieron
cuenta de que Woz no era Henry Kissinger —comentó Jobs—. Estábamos en una
cabina pública».
Entonces tuvo lugar un hito importante, que estableció una
pauta en su relación: a Jobs se le ocurrió que las cajas azules podían ser algo
más que una mera afición.
Podían construirlas y venderlas. «Junté el resto de los
componentes, como las cubiertas, las baterías y los teclados, y discurrí acerca
del precio que podíamos fijar», afirmó Jobs, profetizando las funciones que iba a desempeñar
cuando fundaran Apple. El producto acabado tenía el tamaño aproximado de dos
barajas de naipes. Las piezas costaban unos 40 dólares, y Jobs decidió que debían
venderlo por 150.
A semejanza de otros piratas telefónicos como Captain
Crunch, ambos adoptaron nombres falsos. Wozniak se convirtió en Berkeley Blue,
y Jobs era Oaf Tobark.
Los dos iban por los colegios mayores buscando a gente que
pudiera estar interesada, y entonces hacían una demostración y conectaban la
caja azul a un teléfono y un altavoz. Ante la mirada de los clientes potenciales,
llamaban a lugares como el Ritz de Londres o a un servicio automático de
chistes grabados en Australia.
«Fabricamos unas cien cajas azules y las vendimos casi
todas», recordaba Jobs.
Fuente: Steve Jobs. La biografía
Walter Isaacson
Traducción de
David González-Iglesias González/Torreclavero
www.megustaleer.com
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